Waswa, cuyo nombre ha sido cambiado por razones de seguridad, enfrentó la dura realidad de ser un cristiano perseguido en Uganda desde la infancia. El viaje de Waswa comenzó cuando su madre abandonó el Islam para seguir a Jesús, provocando la ira de su padre, un extremista musulmán. El padre destruyó el negocio de su madre e intentó matar a Waswa y a sus hermanos, obligándolos a vivir en las calles.
La madre de Waswa, a pesar de las agresiones físicas y sexuales, nunca negó su fe y siguió compartiendo el amor de Dios. Con la ayuda de un pastor, la familia encontró refugio. Incluso frente a la persecución, la madre de Waswa evangelizó a los musulmanes y llevó a 80 de ellos a Cristo. Lamentablemente, los extremistas provocaron la muerte de la cristiana por envenenamiento, pero sus hijos se mantuvieron firmes en su fe.
La superación llegó cuando Waswa y sus hermanos fueron adoptados por diferentes familias cristianas. Waswa, elegida por una familia de pastores, desarrolló un amor especial por los niños huérfanos, lo que dio lugar a la creación de un lugar de acogida para niños y niñas sin padres. Él comparte: “Entiendo el dolor por el que pasan porque yo sentí lo mismo. Decidí enseñar la Palabra, restaurar la esperanza y criarlos como niños temerosos del Señor”.
La misión Puertas Abiertas jugó un papel crucial en la vida de Waswa, ayudándolo a obtener un título en Administración de Empresas y Contabilidad. A sus 29 años, agradece la generosidad que hizo realidad su sueño. Waswa pide oraciones por la continuidad de su ministerio infantil, buscando una larga vida para ampliar el proyecto y cuidar de más niños. Su testimonio es un ejemplo inspirador de fe, resiliencia y amor por los demás, incluso frente a la persecución.