“La aplicación de la ley no se limita simplemente a restringir las reuniones, sino que también incluye sentenciar a prisión a varios líderes religiosos”, dijo la CPI. Esta represión se produce en medio de crecientes tensiones tras la guerra entre Hamás e Israel, donde el gobierno argelino asoció a los cristianos con partidarios de Israel, percibiéndolos como una influencia extranjera y occidental que amenaza la unidad islámica del país.
El informe destaca el resurgimiento de la fe cristiana entre los bereberes de la región montañosa de Cabilia, en el norte de Argelia. A pesar de siglos de dominio musulmán, muchos bereberes están redescubriendo su herencia cristiana, lo que ha dado lugar a un notable movimiento para convertirse al cristianismo.
La CPI señala que en 2022, las autoridades argelinas cerraron al menos 16 iglesias, continuando una tendencia que comenzó durante los cierres de COVID-19 en 2020. Los cristianos enfrentan un mayor escrutinio y restricciones a pesar de que técnicamente a las iglesias se les permite celebrar reuniones abiertamente.
Los cristianos bereberes han formado una voz colectiva a través de una asociación evangélica, defendiendo sus derechos y libertades religiosas. La Sociedad Bíblica de Argelia enfrenta desafíos a la hora de imprimir e importar Biblias, y el gobierno supervisa de cerca estas actividades.