La saga legal de la parlamentaria finlandesa Päivi Räsänen, que ahora enfrenta su tercer juicio por las críticas al “mes del orgullo” LGBT por parte de la Iglesia Luterana Finlandesa, plantea serias preocupaciones sobre la libertad de expresión y la libertad religiosa en Finlandia y más allá.
Aunque Räsänen ha sido absuelto dos veces por tribunales inferiores, la Fiscalía sigue apelando estas decisiones, solicitando fuertes multas y censura para el parlamentario y el obispo Pohjola. Esta persistencia en presentar cargos a pesar de múltiples absoluciones es alarmante y sugiere un clima de censura e intolerancia hacia las opiniones disidentes.
La situación de Räsänen no es un caso aislado. En toda Europa, estamos viendo un aumento en la represión del discurso crítico sobre cuestiones LGBT y una tendencia preocupante de los gobiernos a castigar a quienes expresan opiniones basadas en sus creencias religiosas. El caso del sacerdote católico Matthieu Raffray en Francia y el de Matthew Grech en Malta son ejemplos adicionales de esta tendencia.
Estos acontecimientos plantean cuestiones fundamentales sobre la libertad de expresión y la libertad religiosa en las democracias occidentales. La capacidad de expresar libremente opiniones, especialmente aquellas basadas en convicciones religiosas, es un pilar esencial de la democracia y debe protegerse. La persecución de personas por expresar sus creencias, incluso si son contrarias a la ortodoxia dominante, es un síntoma alarmante de un entorno de intolerancia y autoritarismo.
Como señaló Kristen Waggoner, directora ejecutiva de ADF, esta tendencia no se limita a Europa y se puede observar a nivel mundial. Es esencial que la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos permanezcan vigilantes y trabajen para proteger y promover la libertad de expresión y religión en todo el mundo, combatiendo la creciente censura y represión de las opiniones disidentes.