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Musulmanes adictos se convierten y ahora predican a inmigrantes árabes

Nabil, nacido en el seno de una familia musulmana de minoría étnica en Marruecos, tuvo su primer contacto con el mensaje de Jesús mientras investigaba los orígenes de su pueblo. Originario del pueblo bereber, descubrió paralelismos entre su cultura y la presencia de cristianos y judíos en la región a lo largo de la historia.

Al cuestionar el Islam y buscar al Dios verdadero, Nabil abandonó el Islam en 2012 y comenzó un viaje espiritual en busca de respuestas. Sin embargo, este período coincidió con su implicación con las drogas duras y, finalmente, le llevó a vivir en las calles de los Países Bajos.

“Vengo del pueblo bereber del norte de Marruecos. El gobierno trata peor a los bereberes que a la parte árabe del país. Por eso cuando terminé mis estudios no pude encontrar trabajo. Luego me fui a Holanda ilegalmente”, dijo, en una entrevista con Revive.

En un momento de desesperación, decidido a acabar con su vida, Nabil clamó a Dios pidiendo ayuda. Esta llamada de auxilio supuso un punto de inflexión, marcado por una serie de acontecimientos providenciales, entre ellos encontrar dinero en la calle y comprar un billete a Utrecht.

En la ciudad conoció a un cristiano que compartió el mensaje de Jesús. Inicialmente, Nabil tuvo dificultades para comprender la divinidad de Jesús, pero al darse cuenta de que Jesús es Dios, aceptó a Cristo como su Salvador. Posteriormente fue bautizado en una iglesia árabe-holandesa en Amersfoort.

“Comencé a estudiar la vida del profeta Mahoma. Vi mucha sangre y odio y supe: esto no es bueno, esto no puede ser de Dios. Dejé el Islam en 2012 y comencé a buscar a Dios, pero no sabía quién era”, recordó.

Al descubrir que no era el único cristiano de origen marroquí en los Países Bajos, Nabil se conectó con otros creyentes a través de la organización Gospel & Muslims. En 2016 fundó la iglesia “Familia Marroquí”, que reúne a cristianos norteafricanos en el país europeo.

Hoy, la iglesia, compuesta por alrededor de 30 inmigrantes de Marruecos, se reúne mensualmente para adorar y vivir en comunidad. Nabil, a pesar de la posible persecución por parte de su familia musulmana, no tiene miedo y continúa compartiendo el amor de Dios. Además, trabaja para evangelizar a los musulmanes y anima a otros cristianos a compartir el mensaje del amor de Dios con conocidos islámicos.

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